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Foto del escritorJaime Delgado Zegarra

Análisis halla agroquímicos por encima del límite en muestra de frutas y verduras de Lima

Un estudio realizado por el laboratorio CEIMIC Perú, a pedido de un equipo de investigación integrado por Jaime Delgado, expresidente de ASPEC, Jaime Yáñez y Aldo Álvarez Risco, determinó que la mitad de los 42 alimentos comprados en diferentes mercados de la ciudad contenían restos de plaguicidas e insecticidas por encima de los límites máximos permitidos para el consumo humano. Senasa sostiene que esta muestra no es suficiente para determinar si hay contaminación en estos alimentos.



El uso excesivo de plaguicidas en la agricultura es nocivo en las personas, sostiene la Organización Mundial de la Salud. Advierte que “pueden ser tóxicos para el ser humano y causar efectos tanto agudos como crónicos sobre la salud, en función de la cantidad y del modo de exposición”.

En el Perú, la Ley de Inocuidad de los Alimentos, establece que “la producción, importación y comercio de alimentos destinados al consumo humano están sujetos a la vigilancia sanitaria, a fin de garantizar su inocuidad, en protección de la salud”.

La norma señala que los Límites Máximos de Residuos (LMR) de plaguicidas y fármacos de uso veterinario, contaminantes químicos, físicos y microbiológicos para alimentos destinados al consumo humano, son de cumplimiento obligatorio y deben ser supervisados por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa).

El laboratorio CEIMIC Perú, autorizado por la Asociación Americana de Acreditación de Laboratorios (A2LA) y homologado por el Instituto Nacional de Calidad (Inacal), analizó 42 muestras de verduras y frutas adquiridas en cuatro mercados de Lima (Mercado de Frutas, Mayorista de Santa Anita, Lobatón de Lince y de Magdalena) para conocer de manera preliminar la presencia de agroquímicos y determinar si los alimentos comprados cumplían con los estándares establecidos por la autoridad.

Los estudios fueron realizados a pedido de un equipo de investigación integrado por Jaime Delgado, excongresista y expresidente de Asociación Peruana de Consumidores (Aspec); el investigador en farmacología, Jaime Yáñez y el investigador en toxicología, Aldo Álvarez Risco. Los resultados arrojaron que la mitad de las muestras (21) no cumplieron con los estándares nacionales, ni internacionales por su alto contenido de agroquímicos, y por lo tanto no eran aptos para su consumo. 

En el Perú, según la norma sanitaria, los valores de los ingredientes activos de plaguicidas se rigen por los LMR o límites de detección de plaguicidas dispuestos en el Codex Alimentarius o en su defecto se considerarán como referencia lo regulado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos o por la regulación de la Unión Europea.


Algunos resultados encontrados en los mercados

La norma sanitaria nacional establece que los valores de los ingredientes activos de plaguicidas se rigen por los LMR dispuestos en el Codex Alimentarius o en su defecto, se consideran como referencia lo regulado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) o por la regulación de la Unión Europea.




El análisis determinó que los pimientos dulces adquiridos en el Mercado Mayorista de Santa Anita contienen 11 sustancias químicas que superan los LMR. Entre ellos el Methamidophos, que está fuera de uso en la Unión Europea, China y Codex por su altísima toxicidad. La cantidad encontrada en la muestra fue de 2,533, cuando el propio Senasa ha prohibido su uso en el Perú

En el caso del apio adquirido también en el mismo mercado, se halló la presencia de ocho químicos, siendo el Propiconazol el que reportó mayores índices: el valor detectado fue de 1,209 cuando la norma sanitaria estable 0.05 de LMR. 

“Se encontraron distintos residuos, entre ellos algunos que de alguna forma están restringidos en el Perú y en otros países de Europa como el Metamidofós, el Chlorpyrifos y otros ingredientes activos que además de su restricción, no han cumplido con los límites permitidos y han excedido hasta en 2000% veces la concentración permitida”, detalla el gerente del laboratorio CEIMIC Perú, ingeniero Marcos Coyotopa.

El estudio también permitió examinar; por ejemplo, el ají amarillo. La muestra adquirida en el Mercado de Magdalena contiene hasta seis químicos: Azoxystrobin, Chlorantraniliprole, Chlorpyrifos, Difenoconazole, Carbendazim y Permethrin que superan los límites máximos de residuos (LMR).


SE ENCONTRARON DISTINTOS RESIDUOS, ENTRE ELLOS ALGUNOS QUE DE ALGUNA FORMA ESTÁN RESTRINGIDOS EN EL PERÚ".


El Chlorpyrifos o Clorpirifós es un insecticida ampliamente utilizado en el control de plagas agrícolas, sin embargo, cada vez más países restringen su uso porque está asociado a efectos genotóxicos y neurológicos en el desarrollo de los niños, según la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (EFSA).

La misma molécula se encontró en el tomate, cuyo ejemplar para el estudio fue adquirido en el Mercado Mayorista de Santa Anita. Además del Clorpirifós, se halló otras 10 sustancias como Carbofuran, Chlorfenapyr, Cyhalothrin Lambda, Cyprodinil, Difenoconazole, Fipronil, Imidacloprid, Iprodiona, Methamidophos y Pyrimethanil.

Coincidentemente la muestra analizada del tomate del Mercado Lobatón de Lince reporta las mismas 11 sustancias químicas.

El papel de Senasa

El Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) es el ente encargado de realizar estudios periódicos para vigilar la presencia de pesticidas en los cultivos. El director general de la Dirección de Insumos Agropecuarios e Inocuidad Agroalimentaria, Óscar Pineda, aseguró a OjoPúblico que, aunque se trate de muestras realizadas en diferentes centros de abastos de Lima, no es suficiente para determinar que hay contaminación en estos alimentos de primera necesidad.

Según precisó, Senasa tiene un procedimiento que comparten con los laboratorios autorizados, para el cual utilizan un universo determinado de muestras.

SENASA: "ESTA MUESTRA NO ES SUFICIENTE PARA DETERMINAR QUE HAY CONTAMINACIÓN EN ESTOS ALIMENTOS".

“Yo no podría decir que la información de este estudio, a pesar que me señala varios mercados, está considerada como un problema porque no tengo los resultados de cuantas unidades muestrales han tomado para determinar que hay una contaminación”, mencionó Pineda

El funcionario explicó que, si bien CEIMIC Perú tiene autorización para realizar estudios que permitan determinar la presencia de pesticidas o cualquier elemento químico regulado por Senasa; por convenio, no deberían divulgarse sino informar a la institución encargada, no obstante, solicitará al laboratorio los resultados de los análisis. 

“Un solo muestreo no te dice si hay contaminación solo te dice la foto del momento, pero a raíz de esto vamos a comunicarnos con el laboratorio para que nos remitan la información que permita a Senasa hacer el seguimiento, y determinar si lo que ellos han señalado, que se ha detectado una contaminación, es verás”, mencionó.

El representante de Senasa mencionó que realizan un programa de monitoreo todos los años, aunque el último informe del Plan Anual de Monitoreo de Contaminantes en Alimentos Agropecuarios publicado en el sitio web de esta institución corresponde al 2018. 

En el mismo se evaluaron 25 alimentos; nueve de origen animal (carne de ave, bovino, ovino, caprino, porcino, camélidos, cuy, leche fresca de bovino y miel de abeja) y 16 de origen vegetal (limón, naranja, mandarina, mango, palto, espárrago, páprika, plátano/banano, tomate, aceituna, uva, alcachofa, cebolla, café, nueces de Brasil y pallar. 

Los resultados generales señalan que se analizaron un total de 1.181 muestras de alimentos de origen animal y vegetal; de las cuales 1.062 muestras (89.92%) fueron conformes y 119 (10.08%) no conformes; es decir; reportaron residuos químicos (plaguicidas químicos de uso agrícola o medicamentos de uso veterinario), metales pesados y micotoxinas que superaron o no tienen LMR establecidos por el Codex Alimentarius o no están autorizados para su uso en el alimento evaluado.

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¿QUIÉN SE PREOCUPA POR EL CONSUMIDOR NACIONAL?”, CUESTIONÓ JAIME DELGADO.

“Nuestro monitoreo actualmente indica que hay presencia de algunos químicos en determinados alimentos, no en todos, y en algunos puede estar sobrepasando los límites, pero como es una muestra no necesariamente está contaminado ese tipo de alimento en todo el país o en todos los campos del cultivo”, aseguró. 


Carga tóxica

Para el presidente del Consorcio Agroecológico Peruano-CAP, Luis Gomero Osorio, cuya entidad también realiza con frecuencia una serie de evaluaciones de toxicidad en las frutas y verduras, estos resultados corroboran lo que han reportado con anterioridad: la presencia de residuos de plaguicidas con altos niveles que superan los límites máximos establecidos.

“Este estudio confirma lo que está sucediendo en el país, que a los consumidores les están llegando alimentos con una alta carga tóxica”, aseguró el agrónomo de profesión, quien agrega que esto se debe a que no hay una adecuada regulación de los pesticidas, “el uso en el país es indiscriminado, antes de salgan al mercado se siguen aplicando estos productos y eso hace que tengan una presencia de residuos significativa”.

Por su parte, Jaime Delgado, en representación del equipo encargado del estudio, asegura que a pesar que Senasa cuenta con la tecnología y el personal calificado para el control de agroquímicos, ha dado prioridad a los agroexportadores, interesados en obtener certificaciones para que sus productos puedan cumplir con los estándares internacionales, sin embargo, no sucede lo mismo con los productos destinados al mercado interno.

“Las grandes empresas agroexportadoras sí cumplen con estos requisitos porque sino no podrían vender en el extranjero y Senasa ha puesto todos sus recursos como infraestructura, laboratorios y personal calificado a disposición de estos grupos pero, ¿quién se preocupa por el consumidor nacional?, nadie”, sostiene Delgado. 

Como promotor de esta investigación recalca que la finalidad del estudio es conocer el riesgo al que están propensos los consumidores peruanos,  es por ello que los resultados se han puesto de conocimiento de la Defensoría del Pueblo, la  Contraloría General de la República, entre otras instituciones que puedan intervenir y garantizar que los alimentos que ingresan al mercado para el consumo interno, sean inocuos y cumplan los requisitos mínimos. 



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